Continuando con la carta de Pablo a los efesios, sigamos con los versículos que faltan.
Verso 18: y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz.
La Palabra nos habla de calzarnos con la disposición de proclamar el evangelio. Es decir, que debemos calzarnos con las buenas nuevas. Es curioso que no digan hablen. Jesús también nos dice que pisaremos serpientes y escorpiones, también indicando que el avance de su reino tiene que ver con lo que andamos, y no tanto con lo que hablamos. El evangelio es un caminar y no una simple fórmula aprendida en una escuelita de líderes, con cuatro versículos, sino un conjunto de experiencias vividas con Dios, que hacen que el carácter de Cristo sea reflejado en ese que habla de la salvación. Los primeros discípulos expresaban que ellos no podían dejar de decir "lo que habían visto y oído". Resulta imprescindible no sólo oír la verdad, sino también verla reflejada en la vida de los que la anuncian. y todo eso indica un caminar en Cristo. Jesús es el camino, no para andar diciendo que es el camino, sino también para caminarlo.
Verso 17(a): Tomen el casco de la salvación
Esta pieza, está destinada a cubrir no sólo la cabeza, sino también sus ojos, sus oídos, su boca, dándonos a entender que la salvación necesariamente traerá un cambio conductual, expresado en una nueva manera de pensar, una nueva manera de oír, una nueva manera de mirar y una nueva manera de hablar. En Romanos 12:2 el apóstol nos dice que debemos mantenernos ajenos a los criterios mundanos, transformándonos por medio de la renovación de nuestro entendimiento, y el apóstol que escribe a los hebreos nos señala que una persona madura es aquella que, por el uso, tiene los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. Todo esto nos indica que el yelmo nos cambia un esquema mental, de conducta, donde todas las cosas viejas, conductas y actitudes, pasan para hacer una nueva vida mental. Esto traerá como fruto que nuestra lengua dará vida (Prov 18:21) e inflamará la rueda de una maravillosa creación (Stgo 3), que nuestros oídos se deleitarán escuchando las cosas que dan fe y no las cosas que hacen daño (si escuchas chismes, que son basura, estás diciendo a las tinieblas que eres un basurero) y que nuestros ojos se ejercitarán en el discernimiento de lo que es bueno para nuestra vida cristiana. Una señal de la niñez es que nos ponemos cualquier cosa en la boca, en los ojos o en las orejas (monedas, bolitas, piedras, etc). Si siendo cristianos seguimos echando cualquier basura por nuestros sentidos (pornografía, chismes, groserías) seguimos siendo niños espirituales, lejos de la madurez.
Hemos visto cuatro piezas de la armadura creadas para ponérselas, pero hay dos que deben aprender a usarse y de eso dependerán los resultados en nuestra vida. Ellas son el escudo de la fe y la espada del Espíritu.
VERSO 16: Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno.
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