PERRO VIEJO

"Perro viejo no aprende trucos nuevos" dice un antiguo dicho, que se ha transformado en una falsa creencia, y que muchos hemos internalizado en nuestra mente como algo cierto. Este dicho se refiere a que existe una edad después de la cual ya no puedes aprender cosas nuevas y termina por bloquear la capacidad que tenemos para seguir aprendiendo cosas nuevas.
Para algunos que conocimos las botellas de leche en envase de vidrio retornable, que vimos la TV en blanco y negro y escuchamos música en casettes, es todo un desafío despertar y descubrir que nuestro conocimiento tecnológico, (que ha costado lágrimas), quedó en el pasado porque: ¡el computador "nuevo" ya caducó, ahora hay que aprender a usar el "Blackberry" y tweetear, y cambiar los CD´s por un minúsculo MP4!
En verdad el problema no es el avance de la tecnología, o las limitaciones y complicaciones que se nos presentan a diario en nuestras vidas. El problema es que nos hemos olvidado de la capacidad que Dios nos ha dado para seguir aprendiendo, la edad no tiene nada que ver en esto.
El problema es que nos apropiamos de pensamientos como: "yo ya soy demasiado viejo como para aprender algo nuevo", falsas ideas que nos debilitan, falsas creencias que limitan el potencial que Dios puso en nosotros, pensamientos que nos paralizan, excusas que usamos para justificarnos y hacerle el quite a responsabilidades, o justificar nuestra flojera o ignorancia.

"El Señor dice: Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti. No seas como el mulo o el caballo, que no tienen discernimiento, y cuyo brío hay que domar con brida y freno, para acercarlos a ti". 

Sal. 32:8-9

Es momento de tomar conciencia, dejar nuestra terquedad y entender que Dios nos ha llamado a ser ejemplo de quienes nos rodean.
Entendemos que no somos perfectos, nos caemos, fallamos, pecamos. También que no sabemos todas las respuestas y que nos queda una infinidad de cosas por aprender, pero no dejemos que las excusas y muchas veces nuestro orgullo e ignorancia nos ciegue, nos lleve a la mediocridad y nos cierre a la posibilidad de ser enseñados y guiados por Dios, por su Palabra y la guía de su Espíritu, o por personas, incluso niños, que Él pone en nuestro camino, para mostrarnos por dónde debemos caminar y tomar sabias decisiones.
Nunca es tarde para seguir aprendiendo, dejemos las excusas a un lado y determinemos en nuestro corazón que hoy es un día para aprender, mejorar y cambiar.