viernes, 27 de agosto de 2010

¿DIOS nos mintió?

Después que su papá lo besó y salió hacia su trabajo Andrés se quedó enojado sentado a la mesa del desayuno. Su mamá lo interrogó queriendo saber si algo andaba mal. Andrés entonces le expuso su queja:

- Mamá, pienso que mi papá me mintió, porque ayer me llevó a recorrer la fábrica y me dijo que todo lo que estaba allí era mío, que algún día tú y él ya no estarían y que yo debería dirigir la empresa.

- Pues no te mintió, eso es verdad, esa fábrica es tuya

- Pero, ¿entonces porque se fue sin mí para la oficina y ahora yo debo ir a la escuela?

- Andrés, efectivamente tú eres el dueño, pero para asumir el control de la empresa debes prepararte, terminar la escuela y crecer. Ya llegará el momento en que tomes posesión de lo que tu padre y yo hemos ganado para ti, ten paciencia.

Lo que le sucedió a Andrés con su papá ya le ha pasado a héroes de la Biblia como Moisés, Josué, Pablo y muchos más. El Padre celestial que ya estaba instalado en el futuro de ellos les anticipaba que efectivamente tendrían la victoria, mas no les daba los detalles de cómo sería el camino.

A Moisés Dios le dijo que sacaría a la nación de Israel de Egipto, mas no entró a describirle que vendrían 10 plagas y que Faraón se les opondría ferozmente. A Josué le expresó que la nación tomaría posesión de la tierra prometida, mas no le dio los pormenores de las batallas que tendrían y de cómo derribaría los muros de Jericó. A Pablo le dijo que iría ante el mismo César a testificar de su fe, mas no le anticipó nada sobre el encarcelamiento, el naufragio y otras cosas.

A nosotros Dios nos ha asegurado el triunfo de nuestra fe en cada circunstancia de la vida terrenal y la victoria final en el cielo. Y lo puede hacer porque Él está mirando nuestras vidas desde el futuro hacia atrás, hacia nuestro presente. En tanto que nosotros venimos del pasado, estamos en el presente y vamos hacia el futuro, un futuro que no conocemos, pero en el que estamos seguros porque Dios ya está ahí esperándonos.

Dios no nos miente, él ya sabe el final de la película y sabe que nosotros somos más que vencedores, sin embargo eso no nos libra de pasar por todo tipo de adversidades presentes, aunque sí nos permite enfrentarlas con confianza, con actitud de ganadores. Jesucristo nos advirtió que en el mundo tendríamos aflicción, pero que estuviéramos confiados porque Él ya había vencido al mundo. Dicho de otra manera, no nos prometió una vida fácil, sino difícil, mas nos aseguró que estaría con nosotros a cada paso y que al final nosotros seríamos los ganadores.

Esto me hace recordar las películas en las que se comienza por el final, mostrando al protagonista como todo un triunfador. Pero ello no significa que al saberse el final ya se perdió el interés, por el contrario, uno queda intrigado queriendo saber cómo fue que ese personaje, teniendo todo en su contra, llegó a vencer.

Dios ya dijo que tú eras un ganador, él ya te está viendo en el futuro y sabe bien que eso es verdad. Sin embargo, no ha mandado la agenda especificando el día a día, el cómo es que llegarás a ese triunfo. Y es que esos detalles son el argumento de la película de tu vida, la que estás protagonizando en este momento, inclusive, al leer esta reflexión. Y el saber que vas a ganar pero el no saber CÓMO, es lo que le da suspenso, aventura, interés a tu existencia. Eso es lo emocionante de vivir por la fe, con la seguridad de saberte ganador, pero sin saber qué pasará mañana. ¡Emocionante eh!

Juan 16:33

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