lunes, 23 de agosto de 2010

MI ROCA, MI SALVACIÓN

Han transcurrido 17 días, desde el siniestro sufrido en el yacimiento de oro y cobre en la mina San José, en el norte de Chile. Una noticia que ha mantenido pendiente al mundo entero, ni hablar de los familiares de los 33 mineros que quedaron atrapados en las profundidades de la montaña.
Conforme pasaban los días la incertidumbre, el temor, el dolor, y también la rabia, se hacían presente, sin embargo, también fueron días de ruego y súplica, pidiendo a Dios un milagro: Que los 33 hombres pudieran ser hallados y que estuviesen con vida.

Al lugar llegaron expertos en la materia, con las más sofisticadas maquinarias perforadoras, para literalmente taladrar la montaña, un angosto orificio a más de 700 mts. de profundidad.

Con el paso de los días, las probabilidades de encontrarlos con vida disminuían. Hubo intentos fallidos que derrumbaban las esperanzas, sin embargo hoy domingo, muy de madrugada, los rescatista pudieron escuchar los primeros ruidos desde las entrañas de la montaña, ¡eran los mineros atrapados, estaban vivos!
- "Estamos bien en el refugio, los 33",
fueron las breves palabras que mandaron en una arrugada hoja de papel a la superficie, desatando una verdadera euforia y tremenda alegría a sus familiares, y a todos los que de una u otra forma estábamos pendientes de ellos. Quienes han podido contactarse con ellos e incluso han podido verlos a través de pequeñas cámaras de video, además de sorprenderse por el inesperado milagro de encontrarlos con vida, les sorprende el estado y la tranquilidad que denotan los sobrevivientes.
Mario Gómez, el líder de los mineros atrapados envió el siguiente mensaje a su esposa:
- "Estoy bien, gracias a Dios, espero salir pronto. Paciencia, fe. Dios es grande, y la ayuda de mi Dios nos va a ayudar a salir con vida de esta mina".

Sus palabras nos hacen recordar aquellas que David pronunció en un momento álgido de su vida, en el Salmo 62: 5-8

"Sólo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi esperanza. Sólo él es mi roca y mi salvación; él es mi protector y no habré de caer. Dios es mi salvación y mi gloria; es la roca que me fortalece; ¡mi refugio está en Dios!
Confía siempre en él, pueblo mío; ábrele tu corazón cuando estés ante él. ¡Dios es nuestro refugio!"


Gracias Dios porque tú sigues siendo el mismo ayer, hoy y lo serás en el futuro.

Así como David, aquel minero, y hoy nosotros, podemos tener absoluta confianza, aun en medio de las peores circunstancias de la vida. Gracias porque en tus manos estamos seguros, y bajo tu protección podemos esperar con paciencia a que vengas a rescatarnos.
¡Gracias Dios por rescatar con vida a los 33 mineros! Sólo tú traes esperanza a nuestras vidas con tu salvación.

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