
Entonces, nuestra tarea como hijos de Dios es fortalecer nuestras convicciones por medio de la oración (tal como lo pide Pablo), que nuestra fe nos haga mantener a Cristo no sólo viviendo, sino actuando dentro de nosotros en cada circunstancia, especialmente en el amor a Dios y a nuestros hermanos para que podamos tener la revelación de quien es verdaderamente Dios y experimentar todas las dimensiones de su amor. ¿Y que producirá todo esto? El que seamos llenos de toda su plenitud. Lo mejor de todo es que todo el potencial para lograrlo ya está en los que hemos nacido de nuevo, ya está en nosotros, tal como lo dice Pablo “…según el poder que actúa en nosotros…”.
Esa noche del Miércoles oramos para que estos puntos fueran fuertes dentro de nuestras vidas. Gracias al Señor por su Palabra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario