¿JUSTICIA AMORDAZADA?

En la primera reunión de Bachelet con Evo Morales le hicieron una presentación de los ministros que conformaban el gabinete boliviano, y cuando el presidente de Bolivia le presentó al Ministro del Mar, ella le preguntó, sorprendida: ¿pero, Presidente, como ustedes tienen Ministro del Mar si no tienen mar?, a lo que Evo Morales, con sarcasmo, replicó: ¿Y como ustedes, señora Michel, tienen Ministro de Justicia? Que buena pregunta (obviamente es un chiste que acabo de parafrasear porque era antiguo y lo hacían con Pinochet y Banzer, pero para el caso está preciso). Y el chiste grafica en parte lo que pasa con la justicia chilena, mal de la cabeza y al parecer sin solución, equizofrénica total. Ayer dictaron condena para un matrimonio que expuso la vida de un pequeñito hasta causarle la muerte y los condenaron con una pena de 500 días. Esta parejita, conformado por un argentino y una chilenita, eran los encargados de la guardería de la empresa donde la madre del bebé fue contratada. Ella, con las aprensiones propias de toda madre, dejó allí a su niñito de menos de un año, sin saber que lo dejaba en manos de dos miserables demonios, quienes amordazaron la boca del chiquito porque lloraba y lo dejaron que se asfixiara. Casi al término de la jornada de trabajo la llamaron para decirle que el bebe tenía problemas y, al llegar a la guardería, estaba tapado con diarios, muerto por asfixia. ¿Cómo descubrieron que habían tapado su boquita con una cinta adhesiva? Porque el padre, buscando entre las frazadas descubrió un pedazo de cinta adhesiva ( de esa gruesa que usamos para sellar cajas y encomiendas), el cual tenía escrito : SOY UN LLORÓN. Así, comenzó una investigación que terminó con la confesión de este brillante dúo, declarando que a los que lloraban les habían inventado el castigo de amordazarlos. Vale decir que eran graduados de la universidad, ella era una profesora de párvulos que, me imagino, siguió esa carrera por el tremendo amor que despertaba en ella el enseñar a los niños del mundo y él, un refachoso argentino, que vino a triunfar a como de lugar a este país de jueces traumados. ¿Y los chilenos que se atreven a reclamar para que se haga justicia? Que se callen, porque pueden ser amordazados por llorones.